ORACIONES O PRECES POR LOS SACERDOTES (Texto y audio mp3)








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“OFRECIMIENTO DIARIO DE SI MISMO POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES”

Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, te pido en este año jubilar por todos los Sacerdotes: santifícalos, asístelos en sus necesidades, fortalécelos en sus debilidades, transfórmalos en ti. Has que por tu Gracia, sean ministros de tu Misericordia. Obra a través suyo y has que imitando fielmente tus virtudes, se revistan en todo de ti y actúen en tu Nombre, y con la fuerza de tu Espíritu.
Te ofrezco por la santificación de los sacerdotes, y de manera especial por la santificación del Padre: _______________, durante este día: todas mis oraciones, trabajos y alegrías, mis sacrificios y sufrimientos. Muéstrate en ellos y obra a través suyo: enseñando, perdonando, santificando y llevándonos a todos hacia ti, que eres nuestro Señor y Salvador. Amén.

PRECES POR LOS SACERDOTES:

Guía: Señor, ten misericordia de nosotros,
Todos: Señor, ten misericordia de nosotros,
Cristo, ten misericordia de nosotros. Cristo, ten misericordia de nosotros,
Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten misericordia de nosotros,
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos,
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos,
Dios, Padre Celestial, ten piedad de nosotros,
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros,
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros,
Trinidad Santa, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

A nuestro Santísimo Padre, envuélvelo en tu Gracia Señor,
A los Cardenales y Delegados, envíales tu Luz Señor,
A los Arzobispos y Obispos, dales tu Ciencia Señor,
A los Sacerdotes diocesanos, nunca los dejes Señor,
A los Sacerdotes Religiosos, dales constancia Señor,
A los Sacerdotes enfermos, sánalos Señor,
A los Sacerdotes débiles, fortalécelos Señor,
A los Sacerdotes tentados, dales el triunfo Señor,
A los Sacerdotes pobres, socórrelos Señor,
A los Sacerdotes que desean amarte, ¡enciéndelos Señor!,
A los Sacerdotes tristes, consuélalos Señor,
A los Sacerdotes turbados, dales paz Señor,
A los Sacerdotes ancianos, sosténlos Señor,
A los Sacerdotes jóvenes, impúlsalos a tu Gloria Señor,
A los Sacerdotes aislados, acompáñalos Señor,
A los Sacerdotes misioneros, protégelos Señor,
A los Sacerdotes directores de almas, instrúyelos Señor,
A los Sacerdotes Párrocos, dales tino Señor,
De los Sacerdotes vicarios, no te apartes Señor,
A los Sacerdotes difuntos, dales la Gloria Señor,
De toda la Iglesia Militante y Purgante, apiádate Señor,
A todos los Sacerdotes, dales pureza Señor, dales tu Ciencia Señor,

Dales virtudes Señor, dales paciencia y Caridad,
Dales obediencia y benignidad, dales amor al estudio y a tu ley,
Dales celo ardiente por las almas, dales Fuego Divino para que abracen los corazones,
Dales intenso amor a la Eucaristía, dales docilidad para observar las Normas Litúrgicas,
Dales grande sumisión a sus Prelados, dales gran adhesión a la Santa Sede,
Dales horror a las cosas del mundo, dales respeto a su dignidad,
Dales un gran amor a María, dales rectitud y justicia,
Dales el Don de Consejo, dales fortaleza en sus trabajos,
Dales un gran amor a la Cruz, dales resignación en sus penas,
Dales Caridad universal con las almas, dales humildad y generosidad,
Dales vida Sobrenatural y Divina, aparta de su corazón la avaricia,
Aparta de ellos la pereza y ociosidad, has que vivan con el corazón en el Cielo,
Has que sean luz de las almas, que sean espejo de Santidad,
Que sean la sal de la tierra, que practiquen el sacrificio y la abnegación,
Hazlos Apóstoles del amor a María, has que salven muchas almas,
Has que sean otros Cristos, hazlos Apóstoles de tu Corazón,
Hazlos Santos de cuerpo y alma, que sus Misas sean siempre dignas,
Que su conducta edifique, que su trato atraiga a las almas a Dios,
Que siempre practiquen alguna virtud, que sean modelos para todo el mundo,
Que comuniquen pureza, que sean hombres de Oración,
Que procuren la hermosura de los Templos, que irradie en ellos la fe,
Que sean fieles a su vocación Sacerdotal, que nunca claven espinas a tu Corazón,
Que en los confesionarios sean otros Jesús, que solo toquen la tierra para Santificarla,
Que no les preocupen sino la Salvación de las almas, que siempre señalen al Cielo,
Que ARDAN en tu amor y en el de María, que jamás den un mal ejemplo,
Que NO se cansen de alabarte, que sus pasos sean todos para Gloria de Dios,
Que su porte exterior sea sencillo y Santo, que no se mezclen en cosas mundanas,
Que se den siempre a respetar, que utilicen todos los medios en bien de las almas,
Que sus manos solo sepan bendecir, que sus labios se ocupen siempre de tu alabanza,
Que sus pies solo caminen en pos de las almas, que sus ojos miren siempre a María,
Que sus cuerpos sean siempre tu Sagrario, que sus pensamientos sean Sobrenaturales,
Que su corazón sea un continuo incensario, que el Espíritu Santo los posea, les regale con profusión sus Dones y sus frutos, los enamore de la Trinidad Santísima, y entonces se renovará la faz de la tierra. Amén.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, óyenos Señor,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad y misericordia de nosotros.

OREMOS:

María Rosa Mística, Reina de los apóstoles, has florecer alrededor de los Altares Eucarísticos, numerosas vocaciones Sacerdotales y Religiosas, que con la Santidad de su vida y el celo ardiente por las almas, puedan extender el Reino de tu Hijo Jesús por todo el mundo. Derrama, oh Madre sobre nosotros, tus Dones Celestiales. Amén.

TODOS: Oh Rosa Mística, Madre la de Iglesia, ruega por nosotros.

Señor, danos Sacerdotes, Señor, danos Sacerdotes,
Señor, danos muchos Sacerdotes, Señor, danos muchos Sacerdotes,
Señor, danos muchos y muy Santos Sacerdotes, Señor, danos muchos y muy Santos Sacerdotes.

ORACIÓN POR LAS VOCACIONES:

Padre bueno, dueño de la mies, escucha la Oración de tus hijos. Concédenos muchas y muy Santas vocaciones Sacerdotales, Consagradas y laicales, garantía de vitalidad para el porvenir de tu Iglesia. Has que los Sacerdotes, los Consagrados y los laicos, seamos testimonio de Caridad por nuestra total entrega al prójimo. Danos a todos Sabiduría para descubrir tu llamado, y generosidad para responder con prontitud.

María, Madre de la Iglesia, modelo de toda vocación, intercede por nosotros y ayúdanos a decir “sí” al Señor, que nos llama a colaborar en el designio Divino de Salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Dulce Madre, no te alejes. Tu vista de mi no apartes, ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes, ya que me proteges como verdadera Madre, has que nos bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.




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OREMOS:

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Guía: Señor abre mis labios,

Todos: Y mi boca proclamará tu alabanza.

PESAME:

Pésame Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido, pésame por el Infierno que merecí y por el Cielo que perdí. Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como tú. Antes debí haber muerto que haberte ofendido.

Propongo firmemente no pecar más, y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén. Señor, danos Sacerdotes Señor, danos Sacerdotes, Señor, danos muchos Sacerdotes, Señor, danos muchos Sacerdotes, Señor, danos muchos y muy Santos Sacerdotes, Señor, danos muchos y muy Santos Sacerdotes.



1) PRIMER MISTERIO: El llamado en la Antigua Alianza.

PADRE NUESTRO

(Usando un Rosario común, en cada cuenta de las 5 decenas se dice la meditación antes del Ave María).

“Yahvé dijo a Abraham: vete de tu tierra y de tu patria, y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré”. Ave María.

“Dijo Dios a Moisés: Yo Soy el que Soy y añadió, así dirás a los Israelitas «Yo Soy me ha enviado a vosotros»”.Ave María.

“Así habló el Señor a Josué: lo mismo que estuve con Moisés estaré contigo. No te dejaré ni te abandonaré”.Ave María.

“Vino Yahvé, se paró y llamó como las veces anteriores: Samuel, Samuel. Respondió Samuel: habla Señor que tu siervo escucha”.Ave María.

“Ahora pues, di esto a mi siervo David: «Así habla Yahvé Sebaot: yo te he tomado del pastizal, de detrás del rebaño para que seas Caudillo de mi pueblo Israel»”. Ave María.

“Y percibí la voz del Señor que decía: ¿a quién enviaré, y quién irá de parte nuestra? Dije «heme aquí, envíame»”.Ave María.

“Entonces me fue dirigida la Palabra de Yahvé en estos términos: antes de haberte formado en el seno materno te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado, yo Profeta de las Naciones te constituí. Yo dije ¡Ha Señor Yahvé, mira que no se expresarme, que soy un muchacho! Y me dijo Yahvé: no digas «soy un muchacho» pues a dondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás”. Ave María.

“Dijo Dios a Ezequiel: come este rollo y ve luego a hablar a la Casa de Israel”. Ave María.

“Respondió Amós y dijo a Amasías: yo no soy Profeta ni hijo de Profeta. Yo soy pastor y colector de higos, pero Yahvé me tomó de detrás del rebaño y Yahvé me dijo: «ve y profetiza a mi pueblo Israel»”.Ave María.

“Por segunda vez fue dirigida la palabra de Yahvé a Jonás en estos términos: levántate, vete a Nínive la gran ciudad y proclama el mensaje que yo te diga. Jonás se levantó y fue a Nínive conforme a la palabra de Yahvé”.Ave María.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

María Madre de Gracia, Madre de Misericordia. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora.

María Reina de los Profetas, Ruega por nosotros.



2) SEGUNDO MISTERIO: El Sacerdocio de Cristo.


PADRE NUESTRO.

“El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva. Me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos; para dar la libertad a los oprimidos y proclamar el año de Gracia del Señor”.Ave María.

“Entonces Melquisedec, Rey de Salem, presentó pan y vino, pues era Sacerdote del Dios Altísimo”. Ave María.

“El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: tu eres Sacerdote eterno, según el orden de Melquisedec”. Ave María.

“La Sabiduría ha preparado un banquete ¡venid y comed de mi pan, bebed del vino que he mezclado!” Ave María.

“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día, porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”. Ave María.

“Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús la noche en que fue entregado tomó pan, y después de dar gracias lo partió y les dijo «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío». Así mismo, también la copa después de cenar diciendo «Esta copa es la Nueva Alianza en mi Sangre. Cuantas veces lo bebieres hacedlo en recuerdo mío»”. Ave María.

“Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga”. Ave María.

“El cual siendo de condición divina no retuvo ávidamente ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo, teniendo la condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre, y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte, y muerte de Cruz, por lo cual Dios lo exaltó y le otorgó el Nombre que está sobre todo nombre”. Ave María.

“Por eso, al entrar en este mundo dice: sacrificios y oblación no quisiste pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron, entones dije «He aquí que vengo -pues de mí está escrito en el rollo del libro- a hacer, oh Dios, tu Voluntad»”. Ave María.

“Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: Santo, Inocente, Incontaminado, apartado de los pecadores, encumbrado por encima de los Cielos, que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados propios como aquellos sumos sacerdotes, luego por los del pueblo. Y esto lo realizó de una vez para siempre ofreciéndose a sí mismo”.Ave María.

Gloria.

María Madre de Gracia y Madre de Misericordia. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora.

María Madre de Cristo Sacerdote, Ruega por nosotros.



3) TERCER MISTERIO: El Pueblo Sacerdotal.


PADRE NUESTRO.

“Os tomaré de entre las Naciones, os rociaré con agua pura y quedaréis purificados. Infundiré mi Espíritu en vosotros; vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios”. Ave María.

“Después miré, y había una muchedumbre inmensa que nadie podría contar, de toda Nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del Trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos”. Ave María.

“Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la Tierra. Seréis para mi un reino de Sacerdotes y una Nación Santa”. Ave María.

“También vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual para un Sacerdocio Santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos al Padre por mediación de Jesucristo”. Ave María.

“Pero vosotros sois linaje elegido, Sacerdocio real, Nación Santa, pueblo adquirido para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable”. Ave María.

“Eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu Sangre, hombres de toda raza, lengua, pueblo y Nación, y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de Sacerdotes, y reinan sobre la Tierra”. Ave María.

“Y yo, a mi vez te digo que tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los Cielos y lo que ates en la Tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la Tierra quedará desatado en los Cielos”. Ave María.

“Recibid el Espíritu Santo: a quienes os perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos”. Ave María.

“Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: Simón hijo de Juan ¿me amas más que estos?, le dice él «Sí Señor, tu sabes que te quiero». Le dice Jesús: apacienta mis corderos”. Ave María.

“Id pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo es he mandado, y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Ave María.

Gloria.

María Madre de Gracia y Madre de Misericordia. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora.

María Madre de la Iglesia, Ruega por nosotros.



4) CUARTO MISTERIO: El llamado en la Nueva Alianza, y el Sacerdocio Ministerial.


PADRE NUESTRO.

“Al verlo Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús diciendo: ¡aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador! Jesús dijo a Simón: No temas, desde ahora serás pescador de hombres”. Ave María.

“Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes y los llamó, y ellos al instante, dejando la barca y a su padre le siguieron”. Ave María.

“Cuando se iba de ahí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos y le dice: ¡Sígueme! El se levantó y le siguió”. Ave María.

“Y al ver a la muchedumbre sintió compasión de ella, porque estaban dejados y abatidos como ovejas sin pastor”. Ave María.

“Entonces dice a sus discípulos: «la mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies»”. Ave María.

“Subió al monte y llamó a los que él quiso, y vinieron donde él. Instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar”. Ave María.

“Después de esto, designó el Señor a otros setenta y dos y los envió de dos en dos delante de sí a todas las Ciudades y sitios a donde él había de ir”. Ave María.

“Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. Y todo aquel que de de beber tan solo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa”. Ave María.

“Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos, o hacienda, por mi Nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la Vida Eterna”. Ave María.

“Pero no os alegréis de que los espíritus se les sometan; alegraos de que vuestros nombres están escritos en los Cielos”. Ave María.

Gloria.

María Madre de Gracia y Madre de Misericordia. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora.

María Reina de los Apóstoles, Ruega por nosotros.



5) QUINTO MISTERIO: Las condiciones para seguir a Jesus.


PADRE NUESTRO.

“Vosotros sois la sal de la Tierra, mas si la sal se desvirtúa ¿con que se le salará?, ya no sirve para nada mas que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo, no puede ocultarse una ciudad situada en lo alto de un monte”. Ave María.

“El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija mas que a mí, no es digno de mi”. Ave María.

“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame, porque quien quiera salvar su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará”. Ave María.

“Un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas». Dísele Jesús: las zorras tienen guaridas y las aves del Cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. Ave María.

“A otro le dijo: «¡Sígueme!», él respondió: déjame primero ir a enterrar a mi padre. Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tu vete a anunciar el Reino de Dios»”. Ave María.

“También otro le dijo: te seguiré Señor, pero déjame antes despedirme de los de mi casa, y dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios»”. Ave María.

“Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta, anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el Cielo. Luego ven y sígueme»”. Ave María.

“El que quiera a llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor. El que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo, de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir, y a dar su vida como rescate por muchos”. Ave María.

“Pues si yo, el Señor y el Maestro os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Os he dado ejemplo para que vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros”. Ave María.

“En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven tu mismo te ceñías e ibas a donde querías, pero cuando llegues a viejo extenderás tus manos y otro te ceñirá, y te llevará donde tu no quieras. Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto añadió: «Sígueme»”. Ave María.

Gloria.

María Madre de Gracia y Madre de Misericordia. En la vida y en la muerte, ampáranos gran Señora.

María reina de todos los Santos, Ruega por nosotros.



Ofrezcamos las siguientes LETANIAS por el Santo Padre y las vocaciones:


PADRE NUESTRO.

Dios te salve María Santísima, hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto, en tus manos ponemos nuestra fe para que la alumbres, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima durante el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad y nuestro amor para que los inflames, nuestras almas para que las salves y nuestras necesidades para que las remedies, llena eres de Gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve María Santísima, Templo, Trono, y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen Concebida sin pecado original. Amén.


LA SALVE:


Dios te salve, Reina y Madre, Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce, oh siempre Virgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, Para que seamos dignos de alcanzar las divinas Gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Señor, ten piedad de nosotros, ¡Señor, ten piedad de nosotros!
Cristo, ten piedad de nosotros, ¡Cristo, ten piedad de nosotros!
Señor, ten piedad de nosotros, ¡Señor, ten piedad de nosotros!
Dios Padre Celestial, ¡ten piedad de nosotros!
Dios Hijo, Redentor del mundo. ¡ten piedad de nosotros!
Dios Espíritu Santo, ¡ten piedad de nosotros!
Santa María, Madre de Dios, ¡Ruega por nosotros!
San José, ¡Ruega por nosotros!
San Juan Bautista, ¡Ruega por nosotros!
San Pedro y San Pablo, ¡Rueguen por nosotros!
San Esteban, ¡Ruega por nosotros!
San Ignacio de Antioquia, ¡Ruega por nosotros!
San Irineo, ¡Ruega por nosotros!
San Lorenzo, ¡Ruega por nosotros!
San Atanasio, ¡Ruega por nosotros!
San Basilio, ¡Ruega por nosotros!
San Gregorio Nacianceno, ¡Ruega por nosotros!
San Gregorio Niseno, ¡Ruega por nosotros!
San Ambrosio, ¡Ruega por nosotros!
San Juan Crisóstomo, ¡Ruega por nosotros!
San Agustín, ¡Ruega por nosotros!
San Benito, ¡Ruega por nosotros!
Santo Domingo de Guzmán, ¡Ruega por nosotros!
San Francisco de Asís, ¡Ruega por nosotros!
San Antonio de Padua, ¡Ruega por nosotros!
San Buenaventura, ¡Ruega por nosotros!
Santo Tomás de Aquino, ¡Ruega por nosotros!
San Ignacio de Loyola, ¡Ruega por nosotros!
San Francisco Javier, ¡Ruega por nosotros!
San Felipe Neri, ¡Ruega por nosotros!
San Carlos Borromeo, ¡Ruega por nosotros!
San Roberto Belarmino, ¡Ruega por nosotros!
San Francisco de Sales, ¡Ruega por nosotros!
San Luis Gonzaga, ¡Ruega por nosotros!
San Felipe de Jesús, ¡Ruega por nosotros!
San Vicente de Paúl, ¡Ruega por nosotros!
Beato Junípero Serra, ¡Ruega por nosotros!
San Alfonso María de Ligorio, ¡Ruega por nosotros!
San Juan María Vianney, ¡Ruega por nosotros!
San Juan Bautista de La Salle, ¡Ruega por nosotros!
San Juan Bosco, ¡Ruega por nosotros!
San Pío X, ¡Ruega por nosotros!
Beato Miguel Agustín Pro, ¡Ruega por nosotros!
San Maximiliano Kolbe, ¡Ruega por nosotros!
Todos los Santos y Santas de Dios. ¡Rueguen por nosotros!

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ¡Perdónanos Señor!
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ¡Escúchanos Señor!
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ¡Ten piedad de nosotros!

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros, oh Virgen gloriosa y bendita.
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.


Oh Jesús, pastor eterno de las almas, dígnate mirar con ojos de Misericordia, a esta porción de tu grey amada. Señor, gemimos en la orfandad, danos vocaciones, danos Sacerdotes Santos. Te lo pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guadalupe, tu dulce y Santa Madre ¡Oh Jesús, danos Sacerdotes según tu Corazón! Amén.


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